EL CHICO DE LA CONSUELO
"En esta tierra (en este blog) mentimos para ser felices.Pero ninguno de nosotros confunde la mentira con el engaño"
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domingo, 5 de octubre de 2025
Saber ganar y saber perder. Homilía dominical.
lunes, 15 de septiembre de 2025
La viejunez o el vicio de la desidia.
Mucha silver economía y silver pollas, gestión emocional de la edad y redescubrimiento personal en la edad tardía enlatadas en libros de autoayuda… todo lo que queráis, pero envejecer, para mí, está siendo una putada. Parece que uno no pueda quejarse por verse viejo, pues yo me quejo, no es que tenga mil achaques, haya perdido mi atractivo porte, se me caiga el pelo o me tiemble la voz, es que la viejunez me está llevando a la desidia. Como lo oís, a la puta desidia.
No digo que en mi juventud haya tenido una vida llena de aventuras, pasiones sin control y un amor en cada puerto a los que ahora tenga que renunciar. No he sido, ni mucho menos, de esas personas de vitalidad desbordada y desbordante que atropellan a los días con sus mil fechorías, pero es que ahora me siento atrapado por una desidia que se me encharca. No sé como contarlo, es un periodo como de adaptación y sumisión a la renuncia que en ocasiones me asombra borracho de indiferencia por cosas que deberían importarme. “Preferiría no hacerlo” que decía Bartleby.
Habito en esa etapa cincuentera (y pico) donde se da la vuelta a la esquina de muchas cosas. Y cada vez me estoy acostumbrando más a renunciar a más sueños. No habló de pasear un otoño sin prisa por nueva york, emborracharme en un honkytonk de carretera en Tenesse o descubrir rincones perdidos camino del sur, porque a eso aun aspiro. Sino a una especie de resignación, sarcasmo e indiferencia por las cosas ordinarias que se ha asentado en mí de manera crónica muy propia de la viejunez que me atosiga. Una especie de sentimiento de que lo mejor que puede pasar es que no pase nada. Y un poco me jode. Ya lo he dicho.
Veo a mi mami haciendo funambulismo llena de fuerza en sus avanzados ochenta, los críos de saltimbanquis en este mundo juvenil sin red en el que les toca vivir y me veo a mí en una constante renuncia. El paqueismo como religión. Hace poco incluso he dejado pasar una oferta de mejora en el circo laboral por no complicarme la vida. Chico, ahora cambiar pa qué. Si alguien se ha comido mi queso que le aproveche y si gana mil euros más le deseo lo mejor y que se lo gaste en viagra o botox para triunfar en el mercado del outlet amoroso.
Y no es que no haga nada. He vuelto a la universidad treinta años después con la ilusión de aprender y la chorrada de intentar doctorarme; refresco idiomas y lucho todavía con cierta dignidad contra la rosubastatina el sildenafilo y el ocempic…pero sin embargo renuncio a toda pelea y desgaste infructuoso o dicho de manera menos sutil, me la pela la mayor parte de las cosas y las ambiciones.
“La felicidad es no ser feliz del todo pero que no te importe demasiado” que dice Miguel D´Ors uno de mis poetas favoritos.
Igual tiene que ver con que este lustro de mierda me ha tenido contra las cuerdas en varias ocasiones y quizá "la indefensión aprendida" me hace pensar que es mejor el redil que ir a probar afuera. Puede ser el síndrome Richard Chaning en Falcon Crest de estar sentado encima de una higuera esperando siempre a que se rompa. Puede ser. Pero coincido con el amiguico del Cúlebre en que “No hay mejor defensa que cruzar los brazos".
Veo a mi alrededor y no lo crítico (al contrario) a mucha gente que viejunea de un modo distinto intentado explotar sus últimos cohetes artificiales, afrontando retos, poniéndose tetas o follandose a un jovencito/a veinte años menor… en mi caso todo lo contrario valoro estarme quietecico, sin molestar y sin ser molestado, en una suerte de satisfactorio misionerismo mental.
Ya sé, no me lo digáis, que esta es la posición de un burgués pijo y que si tuviera problemas de verdad se me curaba tanta gilipollez a hostias. Pero es que me aburre la pelea (quizá porque ya no tenga muchas posibilidades de ganar) y solo pido salud para mi y los míos, poder echar una mano a los que me puedan requerir, vivir entre mis libros y solazarme alguna vez con la parienta... por lo demás que me dejen en paz, solo eso… y bueno soñar con pasear un otoño sin prisa por Nueva York, emborracharme en un honkytonk de carretera en Tenesse o descubrir rincones perdidos camino del sur.
sábado, 6 de septiembre de 2025
En defensa de Maria Pombo
martes, 26 de agosto de 2025
Desde que no escribo
Desde que no escribo piso frases por el suelo secas como veranos sin lluvia. Los versos no escritos revolotean por los sueños en busca de poemas convertidos en mariposas amarillas en los días iguales de Macondo e Ixtepec.
Desde que no escribo, los almanaques han olvidado poner los años para que estas semanas iletradas desvaríen sin lindes aburridas e indiferentes hasta que en un traslado cualquiera acaben en el contenedor de los tiempos inútiles. Desde que no escribo me he extraviado por caminos polvorientos sin hitos ni cruceiros, he buscado dioses que me acompañaran en mis herejías y mujeres de una noche que me sustituyeran al amor.Desde que no escribo han pasado
varias primaveras frías como febreros, inviernos sin nieblas y otoños que
suenan todavía más tristes cuando se les llama tardors. Los olivos nuevos del
parque del desasosiego han ido creciendo indiferentes al punto de no saber si
son los mismos u otros más grandes que han trasplantado en mi ausencia para
simular su crecer.
Se me acumulan los cuadernos con esquemas inútiles de cinco y siete puntos para memorizar ensayos sin editor en ese intento de hacer el boca a boca a los peces muertos sacados del mar.
Desde que no escribo llueve en París jueves tras jueves mientras mueren los poetas.
miércoles, 25 de junio de 2025
Aliteración
Me doy cuenta
de que esta maquina de pensar
no es eterna sino fragil
muy fragil
y de repente se gripa
por sobrecalentamiento
o senectud
y no es que explote
y te lleve a lo oscuro
sino que colapsa en gris y en silencio.
Adios color
adios matiz
adios diferencia
y se difumina en borrón
como en los dias iguales que contaba Molinos
en su libro amarillo.
Y buscas en la mochila pistolas
para matar fantasmas sin cadenas
y solo encuentras
un bocata de choped
y un lapiz sin afilar.
Escribes sin rima ripios en asonante
y comes sin hambre los restos de ayer.
Dormir, solo dormir.
Apagarse en forma de niebla
Llorar sin lágrimas
Dormir, solo dormir.
y debajo de la cama,
te das cuenta de que el vertigo
no es sino perspectiva
y que el miedo tiene cara de ignorancia.
Y te cantas una canción de cuna
para no sentir, para no morir.
Y como siempre, llamo
a ese angel de la guarda
que me asiste en las vaguadas y las sombras
ese angel que mira recto
y tiene curvas de instagram.
Y cuando camino por el desasosiego
cual borracho en la deshora
me da su mano para volver al hogar.
"Va, venga, ya pasó
fue un momentito solo de bajada
que no pasa nada".